lunes, 1 de diciembre de 2008

Celebrando a José Luis....

El viernes 28 de noviembre en "El Corralón"

Gaona 4660. a las 20 hs.“Celebramos a José Luis Mangieri"

"Encuentro entre compañeros y amigos para compartir su memoria sin que falte una ginebra”

Compartimos los poemas de su último libro:

"Poemas del amor y la guerra" y se proyectó la película "La luna con gatillo" de Miguel Mazzeo


“La palabra escrita es poder”

a José Luis Mangieri

Pasados algunos años del surgimiento de la Asamblea en nuestro barrio, un docente nos acompañó hasta su casa para presentarnos: “José Luis, estos son los vecinos de la asamblea y te quieren conocer”.

Nos recibió en pijama, con la cordialidad de siempre, la que aún nos cobija en el recuerdo. Quedamos en volver a vernos, en invitarlo a alguna actividad. Estábamos a punto de recuperar un predio en Floresta que para el barrio tenía gran significación, mucha más para José Luis.

Su padre había llegado al barrio como obrero del Corralón Municipal de Villas, ayudante de veterinario, cuando la basura de la ciudad se recolectaba en chatas tiradas por caballos. Con un crédito a 30 años compró la casa en la que José Luis se crió y desde donde nos dijo hasta siempre.

La recuperación del predio llegó al poco tiempo, mayo del 2005, la empresa privada tuvo que dejar el lugar y el Corralón abría sus puertas para el barrio. El primer acto por este logro lo tuvo presente, recordando a los trabajadores del corralón desaparecidos.

Después vinieron los proyectos, su garra y su tenacidad para impulsarlos, un periódico para los vecinos, una y otra vez insistía; hay que sacar el primer número, “la palabra escrita es poder…”, sentenciaba.

El periódico debe ser para y por el barrio, tiene que incorporar reportajes a los vecinos, a los comerciantes, a la directora de la escuela. Ese fue su oficio, impulsar la voz de otros, en este caso la voz de los vecinos. “…El barrio es a su vez remedo de la aldea europea, cuna de nuestros inmigrantes. De ahí la presencia fundamental de «el vecino»: el de la esquina, el de al lado, el de enfrente. Terminología solidaria…” escribía en su primer editorial.

¡Hay que dar películas para los vecinos! Y el ciclo de cine hoy es una actividad continua de la asamblea los últimos viernes de cada mes.

La edición de un libro de poesías, resultado de un concurso, lo tuvo como jurado. El día de la entrega de los premios se dirigió a los participantes: “…los concursos de poesía son muy valiosos, Borges salió de un concurso...”; ¡qué palmada de afecto a los presentes!

El broche de oro de nuestro trabajo llegaría con la concreción del proyecto de Escuela Secundaria en el Corralón, “…cuando esta escuela secundaria por la que bregó nuestra Asamblea de Vecinos, esté en pie, será en alguna medida, también obra de aquellos

trabajadores de la Limpieza en su mayoría «gallegos» semianalfabetos, que no pudieron sentarse en algún banco de escuela”, escribió en nuestro periódico. Compartimos la celebración cuando la escuela recibió a los primeros pibes.

Con la misma deferencia trataba a un canciller, a un artista consagrado o al verdulero. No era un vecino amable que se hace respetuoso en el saludo, creaba vínculos fuertes con el peluquero, el tapicero, el carnicero, aunque no tanto con los "chinos" del supermercado, los que a veces le hacían enojar si le faltaba 10 centavos para saldar la compra y eran capaces de cambiarle 100 pesos para ello, ya que no comprendían aún nuestros códigos.

Un día voy a hacer un poema que se llame “las doñas”, recuperando ese sentir de los de abajo nos decía. Y aunque reconociera que el barrio también se teñía de cierto conservadurismo él creía que en el pueblo, en los vecinos, se anidaba lo mejor.

No fueron pocas las veces que alzó la crítica hacia algunas decisiones de la Asamblea, sin embargo cuando algún vecino o comerciante insinuaba alguna sospecha frente al grupo, se enfurecía, nos defendía a muerte.

En una oportunidad intentó una renuncia, no sé cómo torcimos esa decisión, un compañero de su generación, tan entrañable como él, sugirió: “si de algo sirve mi voto para que te quedes, levanto las dos manos”. Se ablandó y a pesar de que muchas otras veces hubiera querido repetir esta sentencia sabía que perdía.

Incondicionalmente solidario, humilde, generoso, amable, protector, humorístico. También ácido y filoso, aunque a estos actos le seguía el decoro de las repetidas disculpas.

Fue nuestro compañero, nuestro amigo, nuestro vecino, nuestro querido Mangieri; decime José Luis, irrumpía.

Las noticias de estos días lo recuerdan con profundo afecto como el poeta, el editor de “La Rosa Blindada” y “Tierra Firme”, el hacedor cultural, el que impulsó la obra de tantos desconocidos que prometían futuro, el entrañable amigo.

Para nosotros siempre será nuestro Presidente. ¡Cómo sería de transformador el hombre!, se encuentra con una organización horizontal y le impone un Presidente. ¿Quién podía contradecirlo? ¿Cómo no enorgullecerse ante tamaña representación? ¿Cómo no comprender que el asumía con pasión el ponerse a la cabeza de aquello en lo que creía?

Lo acompañamos en sus últimos días en un peregrinar constante por su casa que sus hijos abrieron de par en par, siendo fieles a la personalidad de su padre.

Nos queda su legado, el de renunciar siempre a ser “notables”. Así nos acusaba cuando entendía que no poníamos la oreja y el corazón en los vecinos. Nos queda para siempre, como compañero en nuestra alma, que desde el día en que lo conocimos dejó de ser la misma.

Anahí Aizpuru

Asamblea Barrial de Floresta